Forma, Función y Tecnología
La belleza no-formal
Un Buen Diseño tiene buena forma, cumple bien con su función y está producido con la tecnología adecuada. Además, un buen diseño, está bien insertado en las circunstancias culturales que lo rodean.
Las obras del arte visual tradicional, por ejemplo la pintura y la escultura, se realizan para ser vistas y por lo tanto importa fundamentalmente su forma. En cuanto a su producción el arte tradicional está realizado casi siempre por el propio autor utilizando técnicas sencillas.
Las obras de diseño o de arte aplicado, como la arquitectura, el diseño industrial y la publicidad, son concebidas además de formalmente, para que cumplan una función: (vivir adentro, refrigerar, promocionar), y son realizadas con tecnologías muchas veces complejas que concretan la idea del autor pero que éste no realiza con sus propias manos.
En estas diferencias nace una nueva estética no-formal que se ocupa de la belleza que generan no la forma sino: la funcionalidad y el uso correcto de la tecnología.
Sin embargo, cuando observamos un diseño, (una casa, un auto, un electrodoméstico, una computadora) la primera impresión que recibimos es la su forma. Es importante que la forma de lo diseñado sea atractiva, original, novedosa. El diseñador sabe que “no hay una segunda oportunidad de causar una primera buena impresión”.
Pero después debe funcionar correctamente. A través del tiempo ese diseño (casa, auto, heladera o
computadora) nos va mostrando la eficiencia o ineficiencia de su funcionamiento, de los inconvenientes que genera su uso y también nos va mostrando los aciertos o desaciertos de su solución tecnológica.
Cuando todo funciona bien y no aparecen problemas de construcción el diseño comienza a producir un cierto deleite que es una sensación de belleza no-formal. Cuando la forma ha dejado de impresionarnos o ha pasado de moda lo que perdura es el confort que genera el uso y la tranquilidad de la falta de problemas.
Un buen diseñador sabe que su obra debe tener buena forma pero también sabe que esa obra tiene que funcionar correctamente y debe ser construida, o fabricada, con las mejores tecnologías disponibles y de la manera más lógica y económica.
De nada sirve una casa formalmente muy atractiva que después no funcione o tenga problemas técnicos.. Donde cada vez que haya que limpiar los ventanales haya que contratar un equipo de escaladores del Everest. O que la única forma de llegar al comedor desde la cocina sea ensuciando la alfombra del lugar de estar. De nada sirve que, a los pocos meses de terminada, la casa comience a tener humedades, la calefacción resulte ser insuficiente o aparezcan grietas.
Un buen diseño tiene siempre una solución equilibrada entre los aspectos de forma, función y tecnología y se ubica correctamente en la cultura que es creado..
Un buen diseñador debe lograr que esa casa de forma atractiva que está pensando, funcione correctamente y no tenga problemas técnicos.
Un diseño que funciona bien y no tiene problemas constructivos a largo plazo genera belleza, “propiedad de las cosas que hace amarlas, infundiendo en nosotros deleite espiritual”
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